Tecnobiografias de juventudes salteñas. Una aproximación a estudios de apropiación de las netbooks del Conectar Igualdad

 

Technobiography of salteña youths. An approach to appropriation studies of the netbooks of the Connect Equality

 

María Rosa Chachagua

Lic. en Ciencias de la Comunicación y Doctora en Comunicación. Becaria posdoctoral del Centro Interdisciplinario de investigaciones en Tecnologías y desarrollo para el NOA (CONICET-UNJU), investiga acerca de políticas públicas de inclusión digital, tecnologías y juventudes. Profesora regular de la UNSA. mariach208@gmail.com

 

Fecha de Recepción: 21/06/2022 - Fecha de aprobación: 06/09/2022

 

Resumen

Este trabajo constituye un avance de investigación sobre tecnobiografías de juventudes salteñas en el año 2022. Las dimensiones que consideramos relevantes para el análisis son: las primeras experiencias con las TIC (Computadora, celular, Internet); la llegada de las netbooks del Programa Conectar Igualdad (PCI) a los hogares; la apropiación de estas tecnologías en la vida cotidiana; y las opiniones e imaginarios que surgen del vínculo entre Estado, políticas públicas y TIC.

Si bien esta investigación aún está en curso, en este artículo desarrollaremos sobre la tecnobiografía como método de estudio cualitativo que permite comprender las apropiaciones de las tecnologías digitales; y los primeros resultados generales de este trabajo. A priori, sostenemos que los primeros hallazgos de las tecnobiografías realizadas permiten entender cómo las apropiaciones se construyen en diferentes momentos y a partir de necesidades concretas, por ejemplo, en muchos casos las netbooks del PCI adquirieron una mayor relevancia, en la vida de los y las destinatarias, recién luego de varios años después de haberlas recibido. La apropiación de las TIC se construye de manera diferenciada social, histórica y geográficamente; “es moldeada por la clase social, el género, la edad, la historia personal y el entorno familiar” (Duek y Benítez Larghi, 2018, p. 124). Para el análisis teórico, nos situamos teóricamente desde los estudios críticos de la tecnología en vínculo con los estudios culturales de la comunicación.

Palabras claves: tecnobiografía, juventudes, TIC, Conectar Igualdad, Salta

 

Abstract

This work constitutes a research advance on the technobiographies of Salta youth in the year 2022. The dimensions that we consider relevant for the analysis are: the first experiences with ICTs (computer, cell phone, Internet); the arrival of netbooks from the Connect Equality Program (PCI) in homes; the appropriation of these technologies in everyday life; and the opinions and imaginaries that arise from the link between the State, public policies and ICT.

Although this research is still ongoing, in this article we will develop technobiography as a qualitative study method that allows us to understand the appropriations of digital technologies; and the first general results of this work. A priori, we maintain that the first findings of the technobiographies carried out allow us to understand how appropriations are built at different times and based on specific needs, for example, in many cases the PCI netbooks acquired greater relevance, in the lives of men and women. recipients, only after several years after receiving them. The appropriation of ICTs is constructed in a socially, historically and geographically differentiated manner; “it is shaped by social class, gender, age, personal history and family environment” (Duek and Benítez Larghi, 2018, p. 124). For the theoretical analysis, we theoretically situate ourselves from the critical studies of technology in connection with the cultural studies of communication.

Keywords: technobiography, youth, ICT, Connect Equality, Salta

1. Introducción

“A los 7 años empecé a estudiar computación como una actividad extra escolar. Iba dos veces a la semana por la mañana al instituto “Santa Rita” de la ciudad de Metán (Provincia de Salta). Mi profesora se llamaba Fátima y con ella aprendí a usar todas las funciones básicas de una computadora, a dibujar y pintar, a escribir y crear documentos, a armar planillas y múltiples funciones, incluso a armar presentaciones de diapositivas. En casa mis papás compraron una computadora de escritorio, que la compartía con mi hermana. Allí practicaba todo lo que aprendía en el instituto, entonces cuando iba a las clases, siempre terminaba antes los trabajos prácticos; por lo tanto, mi profe me permitía conectarme a internet los últimos 15 minutos de clases (y a veces más tiempo), donde aprovechaba para navegar en páginas web, mandar tarjetas virtuales, jugar, chatear, etc. Estudié allí varios años” Así empieza mi tecnobiografía, es decir una reconstrucción de mi propia historia de vida, en donde se destacan los momentos más significantes en relación con las tecnologías digitales. La tecnobiografía es una herramienta más de la investigación cualitativa, pero en esta investigación es la herramienta central para intentar comprender las apropiaciones de las TIC (Tecnologías de la información y la comunicación) en las juventudes salteñas.

En trabajos previos (AUTOR 2018, 2019, 2020) indagamos sobre usos y apropiaciones de las netbooks del Programa Conectar igualdad (PCI) en juventudes y docentes de diferentes escuelas secundarias urbanas y rurales de la provincia de Salta. Teniendo en cuenta, el contexto político educativo cambiante en el que vivimos, surge el interés de continuar profundizando el estudio de las apropiaciones de las TIC, prestando especial atención en las netbooks del PCI ya que pasaron 12 años del lanzamiento de esta política pública y actualmente estos dispositivos siguen siendo parte del ecosistema tecnológico. 

Por tanto, en este artículo desarrollaremos los primeros avances de una investigación en curso sobre tecnobiografías en juventudes salteñas. Así en el primer apartado daremos cuenta de algunos antecedentes directos e indirectos sobre la temática a indagar y los conceptos de juventudes y apropiación tecnológica. En el segundo apartado se describe a la tecnobiografía como método de recolección de datos de la investigación cualitativa, y las dimensiones de análisis propuestas en este caso. El tercer apartado es sobre los resultados (parciales) del análisis, el mismo se divide en cuatro sub partes que detallan: 1) las primeras experiencias de las TIC, 2) la llegada de la netbook del PCI, 3) la incorporación de las tecnologías digitales a la vida cotidiana, y 4) las opiniones y representaciones respecto al Estado como el garante del derecho a la educación y a las TIC. Finalmente proponemos algunas reflexiones que apuntan a seguir pensando y profundizando en el tema de interés. A priori, sostenemos que los primeros hallazgos de las tecnobiografías realizadas permiten entender cómo las apropiaciones se construyen en diferentes momentos y a partir de necesidades concretas, por ejemplo, en muchos casos las netbooks del PCI adquirieron una mayor relevancia, en la vida de los y las destinatarias, recién luego de varios años después de haberlas recibido. La apropiación de las TIC se construye de manera diferenciada social, histórica y geográficamente; “es moldeada por la clase social, el género, la edad, la historia personal y el entorno familiar” (Duek y Benítez Larghi, 2018, p. 124).

2. La mirada construida y situada: sistematización de antecedentes y marco teórico

Las prácticas tecnológicas se van construyendo de acuerdo a las prácticas sociales e históricas que los sujetos tejen articuladamente con los objetos (Feenberg, 1991, 2005), es decir con los artefactos tecnológicos. Entonces, los significados/ representaciones que se generan alrededor de las tecnologías se pueden comprender sólo si tenemos en cuenta las interpretaciones que los sujetos hacen de ella, en tanto se trata de un producto social de las interrelaciones humanas.

Partimos de la idea de que las tecnologías son creaciones sociales atravesadas por las condiciones de producción de sus contextos de surgimiento (Williams, 1992), y como una interrelación entre objeto técnico y sujeto social en permanente proceso de construcción. Esto último lo llamaremos apropiación, Thompson (1998) la define como el proceso material y simbólico de interpretación y dotación de sentido respecto a un determinado artefacto cultural por parte de un grupo social.

Entonces los sentidos en torno a los artefactos tecnológicos ponen en juego las propias concepciones en torno a los procesos de comunicación intervenidos/ mediados/ atravesados por tecnologías.

 

En este sentido, en este apartado nos proponemos desarrollar brevemente algunas investigaciones que se constituyen como antecedentes directos e indirectos del tema que estamos abordando y algunos aportes teóricos para construir la mirada situada desde donde analizar los procesos de apropiación tecnológica de las juventudes salteñas.

Para empezar, en este artículo decidimos – al igual que muchos investigadores/as- nombrar por el plural a este concepto: “juventudes”, no como un neologismo banal, sino “como una lucha política de afirmación de la heterogeneidad” (Chávez, 2009, p.5). Entonces, ya no es sólo la edad y el género las bases históricas de “clasificación social”, al contrario, esta noción actualmente se resiste a ser comprendida partiendo únicamente de una categoría etaria (AUTOR, 2021). Bonder (2008) plantea de que se trata de una condición de referencia identitaria, históricamente construida, cuyas particularidades dependen de diversos condicionantes como la proveniencia socioeconómica, el género, la etnia, la historia familiar, barrial, escolar, laboral, etc. Es decir que no existe una única juventud (Margulis, 1996), por lo que es necesario incorporar en los análisis la diferenciación social y la cultura.

Para Rosana Reguillo (2000) es importante enfatizar que los y las jóvenes, en tanto sujetos sociales, constituyen un universo social cambiante y discontinuo, cuyas características son resultado de una “negociación- tensión entre la categoría sociocultural asignada por la sociedad particular y la actualización subjetiva que sujetos concretos llevan a cabo a partir de la interiorización diferenciada de los esquemas de la cultura vigente” (p.50).

Considerando que la categoría de juventudes es considerada como una construcción cultural, es pertinente articularlo en el concepto de apropiación, ya que este es clave para comprender la dimensión de los sentidos que adquieren las tecnologías digitales porque se centran en la perspectiva de los y las actores/as, es decir de las juventudes. Por lo tanto, la apropiación de las tecnologías es el proceso material y simbólico de interpretación y dotación de sentidos respecto a un determinado artefacto cultural por parte de un grupo social, enfatizando la capacidad de los sujetos para volverlas significativas de acuerdo a sus propios propósitos. Esta significación no se produce en el vacío; los individuos parten de asunciones y expectativas cuyo origen es social e histórico. Se trata de supuestos compartidos por un grupo con trayectorias similares. Por lo tanto, la interpretación es siempre un proceso hermenéutico relacional que implica una socialización con otros (Thompson, 1998 citado por Benítez Larghi et al., 2013, p.2)

Las tecnobiografías permiten indagar acerca de las trayectorias de acceso, uso y apropiación de las TIC a lo largo de la vida de los sujetos. Por tanto, mediante esta herramienta se intenta comprender la variación de usos, condiciones, motivaciones y actitudes que las experimentan las personas en relación a las tecnologías (Ching y Vigdor, 2005). Así, la tecnobiografía se focaliza en reconstruir momentos significativos cuando instituciones, encuentros, emociones, presiones y sentimientos operan en la articulación de aquellas experiencias. La utilización de este método para Benitez Larghi y Lemus (2016) “cobra especial potencialidad para construir las trayectorias de apropiación de los y las jóvenes, identificando de qué manera, en qué espacios y momentos, y en vinculación con qué actores, se han apropiado de las tecnologías” (p.6).

Carolina Duek y Sebastián Benítez Larghi publicaron en 2018 un artículo denominado “Infancias y tecnologías en Argentina: interacciones y vínculos intergeneracionales”, allí desarrollan resultados de una investigación sobre los procesos de apropiación tecnológica por parte de niñas/os y las desigualdades de género en diferentes regiones de Argentina. Los autores señalan que los hallazgos de las tecnobiografías realizadas (compuestas de entrevistas a niños/as entre 9 y 11 años, en grupos focales, individuales, y a padres/madres y docentes) permiten exponer cómo las apropiaciones se construyen colectivamente a partir de reglas donde se articulan posibilidades y formas de control (Duek y Benitez Larghi, 2018). En este trabajo, se esboza la idea de que la apropiación de las tecnologías constituye un eje central en torno al cual giran los vínculos entre adultos/as, niñas/os tanto en el hogar como en la escuela: habilitaciones, negociaciones y controles intergeneracionales, es decir que “el saber hacer facilita y, simultáneamente, tensiona estos vínculos” (2018, p.129).

En otra investigación, Benitez Larghi y Lemus (2016) rescatan la importancia de indagar los vínculos de los individuos con las TIC “como procesos conformados a partir del entrecruzamiento de múltiples dimensiones a lo largo del tiempo y el espacio” (p.15), esas dimensiones van desde las condiciones de acceso a las tecnologías, hasta los saberes disponibles en cada familia, los intereses y gustos de los y las jóvenes, entre otros. En ese artículo además mencionan las desigualdades que se presentan en cuanto al acceso, hay jóvenes que desde muy pequeños tuvieron la posibilidad de acceder y explorar distintos dispositivos tecnológicos, en cambio, otros demoraron más, y por lo general se dio en contextos de acceso público. Aquí aparece la escuela, el estado y la política pública, por lo tanto, el Conectar Igualdad.

Al año siguiente, Marina Moguillansky, Carolina Duek y Sebastián Benítez Larghi (2017) escriben “Niños, nuevas tecnologías y género: hacia la definición de una agenda de investigación”. Si bien este artículo es pertinente a la temática, se lo considera como antecedente indirecto, ya que el foco de esta investigación está en las juventudes. Igualmente, el aporte y las reflexiones de los autores son relevantes para tener en cuenta. Moguillansky, Duek y Benítez Larghi (2017) mencionan que, en la metodología utilizada, si bien las entrevistas fueron estructuradas, contaron con cierta apertura y fueron flexibles para incorporar los datos emergentes de la interacción y el contexto. Desde su perspectiva, esta metodología “permite atender a la construcción histórica de las interacciones entre género, clase social y desigualdades geográficas, es decir, permite observar el aspecto procesual del fenómeno de la interseccionalidad” (2017, p.174). Para los autores la investigación cualitativa debe abordar a los niños y a las niñas “como sujetos ubicados en tramas sociales, culturales, políticas y económicas que los configuran y que organizan la relación con su entorno” (p.177). De allí la utilización de este método de tecnobiografías como la forma más productiva y profunda para identificar las formas en las que aquellas tramas se articulan, vinculan y expanden significativamente (Moguillansky et al, 2017).

3. El abordaje metodológico mediante la reconstrucción tecnobiográfica

En este trabajo de investigación que aún está en proceso, partimos de la hipótesis de que muchos jóvenes tienen aún su netbook del Programa Conectar Igualdad, que la recibieron cuando iban al colegio secundario, y que, en muchos casos, la misma sigue en uso y es parte del ecosistema tecnológico actual. Desde las universidades públicas, los institutos terciarios, las bibliotecas y hasta las plazas con wifi gratuito, son diferentes escenarios donde las netbooks están siempre presentes. Por ese motivo, nos propusimos indagar qué sucedió con esos dispositivos durante este tiempo, cuándo y dónde la recibieron, para qué la usan, y sobre todo sus usos y disponibilidad (o no) durante la pandemia. Siguiendo estos objetivos, pero considerando como antecedentes directos otros trabajos de investigación (Benítez Larghi et al. 2016, 2017, 2018), decidimos utilizar la tecnobiografía como método de la investigación cualitativa para comprender los procesos de apropiación de las TIC. Esto implicó ampliar el objeto de estudio, si bien nos interesa principalmente las netbooks, también observamos a grandes rasgos qué sucede con la computadora (de escritorio), internet y los celulares.

Como adelantamos, la metodología de abordaje utilizada es predominantemente cualitativa, sin embargo, también se utilizó la herramienta de la encuesta para hacer un mapeo general de los casos, y recién posteriormente se procedió a definir los y las actores/as claves y a realizar las entrevistas en profundidad. Estas entrevistas asumen las características propias de las historias de vida, aunque vinculada a la relación de las personas con las tecnologías digitales.

Las tecnobiografías (Ching y Vigdor, 2005) organizan y jerarquizan la voz de los y las entrevistadas, pero también sus trayectorias sociales, culturales, políticas. Denzin (1989) sostiene que el método biográfico permite reconstruir momentos claves e identificar puntos de inflexión. Y esos puntos de inflexión se relacionan con los vínculos que se tejen entre los sujetos y las instituciones (Sautú, 2004). Por lo tanto, las dimensiones que se tienen en cuenta para la elaboración de las tecnobiografías, se consideran recursos para comprender e interpretar las múltiples realidades y permiten combinar los datos registrados de los y las entrevistadas en diferentes contextos.

La tecnobiografía construida especialmente para esta investigación contiene las siguientes dimensiones como más relevantes:

               Primeras experiencias con las TIC, nos referimos a computadora, celular e Internet.

               Llegada de la netbook del Programa Conectar igualdad (2010-2022) a los hogares, indagamos año de recepción del dispositivo, usos y apropiación del mismo, relevancia personal y su importancia durante pandemia.

               La apropiación de las tecnologías en la vida cotidiana, y en su defecto la profundización de las múltiples desigualdades.

               Opiniones e imaginarios en relación al vínculo entre Estado, políticas públicas y TIC.

Las dimensiones que constituyen esta tecnobiografía se las construyeron teniendo en cuenta otras investigaciones, que fueron mencionadas como antecedentes directos, pero también considerando los intereses y objetivos propios de este trabajo. Nos interesa registrar un mapeo general sobre la disponibilidad de tecnologías digitales, prestando especial atención a las netbooks de Conectar Igualdad y luego el proceso de incorporación de estas tecnologías en la cotidianidad. Además, en este proceso de incorporación o no de las tecnologías, nos parece relevante rastrear las diferentes opiniones que surgen alrededor de los programas de inclusión digital.

Las juventudes que accedieron a contar sus trayectorias biográficas en relación a las TIC, para esta investigación, son en su mayoría mujeres, sus edades oscilan entre 14 y 31 años. Algunos/a son estudiantes universitarios, otros/as cursan alguna carrera en el nivel terciario y otros/as están aún en el secundario. La mayoría de estas juventudes entrevistadas viven con sus familias (madre, padre, abuelo, abuela, hermanos, hermanas, etc.); en menor medida mencionan vivir con su pareja e hijos, y también hay varios que dijeron que viven solos/as. La característica en común es que todos viven en Salta capital y todos/as tienen aún la netbook del Conectar Igualdad.

En las investigaciones cualitativas, el análisis de los datos recogidos, suele darse en forma simultánea con el trabajo de campo, y puede dar lugar a la reformulación de algún instrumento (Maxwell, 1996). En este caso la utilización de las encuestas previamente permitió puntualizar mejor en las preguntas de las entrevistas. En cuanto al análisis de las respuestas obtenidas, nos basamos en los aportes de Sautu (2016), sobre la explicación causal, que se centra en los agentes sociales (racional-intencional) y la interpretativa (Little, 1991). El primero sirve de modelos a los diseños cuantitativos, en especial el experimental ya que busca establecer regularidades y los mecanismos y condiciones que explican esas regularidades, en este sentido nos permitió analizar las encuestas realizadas. El segundo, se centra en las estrategias de los agentes sociales y sus consecuencias (Little, 1991), la interpretación busca comprender los significados de las prácticas sociales; es decir, cuál es el significado social-cultural de sucesos, situaciones, o fenómenos. El significado es siempre una construcción colectiva sedimentada y también modificada en el tiempo.

Para Sautu (2016), el significado es siempre intersubjetivo, compartido por otros miembros de una sociedad, grupo o clase social; los significados proveen de reglas a los comportamientos e interpretaciones y a las relaciones sociales. El significado compartido de conceptos o términos culturales requiere que se descomponga en sus componentes. El significado cultural está en las palabras y en las acciones y símbolos que la acompañan, es decir en el contexto en que se expresan, y cómo se expresan (los gestos, tono de voz, silencios y ruidos). Por lo tanto, la interpretación de los significados culturales comprende típicamente dos grandes procedimientos: primero, movilizar nuestro conocimiento previo y rastrear los antecedentes; y segundo, retornar al análisis bibliográfico comparativo.

4. Resultados parciales: aproximaciones a la comprensión de las apropiaciones tecnológicas

En este apartado daremos cuenta del análisis de los resultados obtenidos en las tecnobiografías desarrolladas, si bien no se profundizará en cada historia, si se realizará algunos avances generales puntuales.

4.1           Desde el Metroflog al Facebook: primeras experiencias con las TIC

En esta primera dimensión nos interesa indagar sobre los primeros acercamientos de las personas entrevistadas a la computadora e internet, principalmente, y también al teléfono móvil.

Las juventudes indagadas mencionan que utilizaron por primera vez la computadora entre los 6 y 15 años, aunque el promedio más alto se da entre los 10 y 12 años. En la mayoría de los casos se trataba de una computadora familiar o en el ciber.  Entre los usos que le dieron a la computadora, en ese momento, aparecen, con más frecuencia, los video juegos y para realizar actividades educativas. En menor medida surgen otros usos como para edición de fotos y para conectarse a internet. Un recuerdo significativo que aparece entre las memorias es el uso de las enciclopedias educativas de Encarta/Billiken/Genios que se encontraban en diferentes cd o disquetes, y eran muy prácticas para buscar información para las tareas de la escuela. También la mayoría de las juventudes mencionan que aprendieron a usar la computadora por sí solos/as, y en algunos casos por medio de un algún familiar, amistades y/o profesores.

Un dato relevante obtenido durante el trabajo realizado es la edad del primer acceso a Internet, entre las respuestas surge que ese ingreso se dio entre los 4 y 10 años. Esto indica que, en la mayoría de los casos, el uso de Internet es previo a la computadora, dependiendo la edad. Es decir, los y las entrevistados entre 25 y 31 años señalan haber usado primero la computadora, en cambio los de menor edad indican que primero accedieron a Internet y luego a la computadora, evidentemente este primer acceso fue mediante el celular.

Los usos de Internet en las primeras experiencias de las juventudes indagadas refieren a búsqueda de información con fines educativos, para mandar mails, jugar, usar redes sociales (entre las narrativas aparece el metroflog, messenger, facebook etc.), para conocer algunas páginas web, ver videos, escuchar música, chatear en línea, descargar juegos, incluso para enviar tarjetas virtuales de cumpleaños.

Metroflog era un blog de fotos, al que cualquier persona que tenga un correo electrónico y acceso a internet, podía crearse una cuenta y subir sus propias fotografías. Es una de las primeras redes sociales que tuvo gran auge entre las juventudes en los años 2000, y duró hasta 2013. Un poco antes del Metroflog, había surgido la posibilidad de chatear por Messenger, una aplicación que generó revoluciones por las acciones que tenía, como el zumbido de aviso, los emojis, las ventanas flotantes, el Nick destinado al nombre, entre otras.

En cuanto al uso del celular por primera vez, también inicia a los 4 años en muchos casos, pero se extiende hasta los 16 años. Este dato indica una variación respecto a las otras tecnologías mencionadas anteriormente, y esto también tiene que ver con las diferentes etapas de auge de los dispositivos tecnológicos (AUTORA, 2021) y al acceso material de tal dispositivo. En la mayoría de los casos, los celulares eran de algún miembro de la familia y en menor medida propios. Y entre los usos se destacan, en primer lugar, el envío de mensajes de textos (luego whatsapp), y, en segundo lugar, las llamadas telefónicas; luego aparece el uso de las redes sociales (especialmente Facebook) y finalmente el uso de la cámara para tomar fotografías. También se indagó sobre la edad en la que accedieron por primera vez a un celular propio, y esta varía entre 6 y 20 años.

4.2 “Mi primera compu”: la llegada de las nets de Conectar igualdad

En abril de 2010, la ex Presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció la creación del Programa Conectar Igualdad (PCI) como una política pública de inclusión digital. El programa anunciado consistía en la entrega de netbooks (nets) a estudiantes y docentes de escuelas secundarias públicas en todo el país con el objetivo de incluir las TIC en el aula y lograr “reducir” la brecha digital; luego la política se extendió también a instituciones terciarias de formación docente. En los primeros cinco años de ejecución de esta política se distribuyeron más de 5 millones de nets en todo el país. Luego el programa, a raíz del cambio de gobierno nacional y por ende de políticas públicas, tuvo diferentes modificaciones, incluso fue disuelto en 2018; creándose así el Programa Aprender Conectados (PAC)[1]. Este “nuevo” programa no sólo tiene otra denominación sino también otra concepción de lo que implica la inclusión digital. Así se produce una transición del Modelo 1 a 1[2] (PCI) al aula digital móvil[3], ya que el PAC se refería a un “carrito” de computadoras que se debieran distribuir en el aula para usos educativos específicos y luego los dispositivos se quedaban en la institución. Es decir, son de uso compartido, en cambio el modelo 1 a 1 plantea la distribución de una computadora por estudiante, y en Argentina, mediante el PCI se estableció que sean en comodato, lo que significa que cada estudiante/ docente recibía su computadora y la misma podía llevársela a su casa, a la escuela, al club, etc. Estas diferencias señaladas pareciera que son mínimas, pero dan cuenta de la transición, de gobiernos, de posturas políticas, de programas, pero sobre todo de la concepción de derecho, igualdad e inclusión digital.

A partir del mapeo exploratorio, se pudo filtrar a las juventudes que, si cuentan con la net del PCI, en su mayoría las recibieron cuando cursaban el colegio secundario (entre 2010 y 2022), y algunos/as mencionaron haberla comprado en el “mercado negro”. Cabe aclarar que existe un mercado no legal, especialmente por redes sociales, donde jóvenes que accedieron a la netbook la venden a un precio considerable (AUTORA, 2019), y que es menor a cualquier otra computadora, por ese motivo son accesibles para otros/as jóvenes que no la recibieron y que la necesitan.

Entre las narrativas de las juventudes prevalece el no uso de las netbooks en la escuela en el periodo que las recibieron; pero si en otros ámbitos, como el hogar, la plaza, el club, etc. Actualmente los usos que le dan estas juventudes son para buscar información y para hacer las tareas de la facultad y el terciario, para realizar cursos virtuales, para editar audios, para leer bibliografía digital o para escuchar música.

La llegada del PCI a los hogares salteños implicó el acceso al primer dispositivo propio en la mayoría de los casos en el ámbito urbano y rural (Chachagua, 2019), quizás en ese momento no se dimensionó, por completo, la importancia de las netbooks, pero eso fue cambiando con el tiempo, especialmente durante la pandemia por COVID19.

Una de las preguntas que se realizó a los y las entrevistados fue sobre qué significa la netbook del PCI para ellos/as. Entre las respuestas, la mayoría comenta de que se trata de una herramienta útil y fundamental para continuar los estudios superiores. Esto refleja lo que se mencionó anteriormente sobre la importancia que adquirió este programa años después de haber recibido el dispositivo. Carolina (30 años)[4] señala de que la net es su herramienta principal para poder estudiar. Para Daniel (27 años) significa poder seguir con sus estudios universitarios y terminar su carrera. Ariel (21 años) sostiene que fue su primera computadora propia, “le tengo mucho cariño”. Lautaro (22 años) indica que la netbook es genial y para poder usarla siempre, aprendió a repararla por cualquier inconveniente que pueda surgir. 

En síntesis, la mayoría señaló que el dispositivo adquirió mayor relevancia, en algunos casos hasta 6 o 7 años después de haberlo recibido. Teniendo en cuenta la interrupción y posterior disolución del PCI durante la gestión del ex presidente Mauricio Macri, la licitación y distribución de nuevas netbooks estuvo suspendida por alrededor de cuatro años, lo que significó un atraso en relación al acceso material. Además, antes de estos cambios, existía una página oficial de la política pública donde se iba cargando la cantidad de netbooks distribuidas con el detalle de las escuelas y las zonas geográficas; esta página también fue disuelta, y por lo tanto esos datos no fueron actualizados con las posteriores (pocas) entregas, que además eran dispositivos que quedaron de remanentes anteriores, específicamente del año 2015. En este panorama complejo llegó la pandemia del COVID-19, que, por cuestiones sanitarias, las escuelas y universidades de todo el mundo tuvieron que cerrar sus puertas, y trasladarse a la modalidad virtual. Esta situación evidenció una profunda desigualdad tecnológica (AUTORA, 2022), ya que muchos estudiantes y docentes, no sólo no contaban con computadoras, sino que en muchos casos tampoco sabían usar los programas específicos para llevar adelante la educación en línea. Joaquín (22 años) señala que entre los beneficios que le generó tener la netbook durante la pandemia, es que pudo realizar todos los trabajos desde allí, ya que contaba con un programa de edición de textos de software libre. Marcela (28 años) también indica que gracias a la netbook pudo hacer todos los trabajos prácticos que le pedían en la Universidad, pudo rendir exámenes finales y participar en las clases virtuales.

 

4.3 “Desempolvar” las compus: apropiación de las tecnologías digitales en la vida cotidiana

Carolina tiene 30 años, vive en Salta capital con su pareja y su pequeño hijo. Pero antes vivía con su familia (mamá, papá, dos hermanos y abuelos). Ella recuerda que utilizó la computadora de escritorio por primera vez a los ocho años con una prima, y luego su familia compró una computadora de escritorio que sería de uso compartido. Entre los primeros usos de esa computadora, señala que aprendió algunas funciones como dibujar o escribir, y lo que más le llamaba la atención eran los juegos. Carolina aprendió a usar la computadora gracias a las primeras recomendaciones de una profesora del colegio al que asistía, donde tenían la materia “computación”. “Los monitores eran en blanco y negro, entonces al usar el programa Paint para dibujar, no podíamos pintar; un tiempo después ya tenían monitores a color, teníamos que turnarnos para poder usarlos” cuenta Carolina. Además, señala, que, a partir de los primeros consejos de su profesora, decidió improvisar y animarse, y, junto a su hermana aprendieron las distintas acciones posibles de la computadora. Dos años después, ingresó por primera vez a internet, para usar el correo electrónico; y también lo aprendió en el colegio. Aunque reconoce que a partir de los diferentes usos que compartía con sus amigas, fue aprendiendo otras funciones de la compu. Carolina recuerda que una amiga le enseñó a usar metroflog, “me hice una cuenta y empecé a compartir fotos”, en ese momento esa red social de fotografías era muy popular y sus usos también. “Yo subía fotos sola y con amigas, y se las dedicaba a ellas, y ahí competíamos sobre quien tenía más comentarios, y quien era más popular”. También admite que aparte de la cuenta propia, tenían una colectiva del grupo de amigas del colegio; y en 2008 se mudaron a Facebook, que empezaba a surgir como novedad, “desde ese momento tengo el mismo usuario que hasta ahora y es una de las redes que más uso, junto a Instagram”.

A los trece años usó por primera vez el celular, y recuerda que eran de los primeros dispositivos que salieron al mercado, entonces sólo tenían la opción para llamar, y posteriormente para mandar mensajes de texto. En ese momento ese celular era de su tío, que también vivía en su casa, luego su papá también se compró uno y a partir de ese uso compartido aprendió las funciones que tiene. Unos años después, ya cuando estaba en el colegio secundario y tenía 14 años tuvo su primer celular, se lo regalaron porque había aprobado todas las materias y era como un “premio”. Carolina señala que con mucha insistencia logró que sus padres le regalaran el dispositivo, con la excusa de poder estar comunicados cuando ella iba al colegio y otras actividades extra escolares. “Para ellos era bueno para poder controlarme y saber dónde estaba, para mi significaba libertad, independencia y la posibilidad de comunicarme con mis amigas de manera privada, sino “tenía que hablar por el teléfono fijo con toda mi familia alrededor”. Además, recuerda que todas sus compañeras del colegio ya tenían celular, y por eso también ella quería uno, “lo que más me gustaba era compartir ringtones”. Fue el primero de varios que tuvo durante su cursado en el secundario, “me robaron el celular tres veces entre los 15 y los 19 años, las primeras veces me daba miedo, angustia, tristeza, pero recuerdo que la última vez fue peor porque lo usaba para un trabajo”.

Unos años después, ya egresada del colegio secundario, entre idas y vueltas, decide empezar una carrera de formación docente de nivel inicial en un instituto público superior. Allí, en el año 2015 recibe su net del Programa Conectar Igualdad. Carolina reconoce que en ese momento no dimensionó lo que significaba tener un dispositivo portátil propio, ya que ella seguía teniendo computadora de escritorio en su casa, la cual era compartida con sus hermanos y “suficiente” en ese momento para buscar información, hacer los trabajos e imprimir. Sin embargo, años después cuando su vida personal cambia, y decide mudarse con su pareja, y posteriormente tener su hijo, las condiciones materiales también cambiaron. En su nueva casa no tenía computadora, y tuvo que “desempolvar” la net del PCI, la cual fue central para hacer las tareas, meses después empezó la pandemia por COVID 19 en todo el mundo, y el sistema educativo argentino se mudó a la modalidad virtual. En ese contexto, la net fue imprescindible para poder continuar estudiando, ya que la usaba todos los días para conectarse a las clases sincrónicas, para descargar material, para leer, estudiar, entre otras funciones. Incluso señala que su apropiación a la net es un proceso compartido por todas sus compañeras, ya que previo a la pandemia, la net no se usaba mucho en las clases, no era un dispositivo central en el desarrollo de la educación. Algo no menor durante este proceso de inclusión de la net a su vida cotidiana, fueron los problemas técnicos. Por lo que tuvo que llevarla a un técnico particular para que la desbloqueen y le hagan un service, que posibilitó posteriormente que el dispositivo funcione muy bien, incluso hasta la actualidad. “En un tiempo daba clases de folklore y la net fue un gran recurso para editar música y para armar las planificaciones (…) para mí es un aparato muy preciado, tengo todo allí” comenta.

Para Carolina, la netbook le permite escribir con mayor comodidad en el teclado, no así una Tablet, por lo tanto, la considera como un mejor recurso para las clases. Si bien reconoce los “beneficios” que le aportó el Conectar Igualdad, ella declara que le gustaría poder tener una notebook, con mayor capacidad de almacenamiento y mejor funcionamiento.

Carolina considera que cuando empiece a ejercer su profesión tendrá que trabajar con las TIC, teniendo en cuenta que los niños y las niñas tienen contacto con las tecnologías desde muy pequeños; por lo tanto, es importante aprender a incorporarlas en el aula. También estudia la carrera de Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional de Salta, cuenta que eligió esta carrera porque le gusta mucho, pero va de a poco, teniendo en cuenta que es mamá de un niño pequeño. Durante la pandemia, pudo avanzar en sus estudios, ya que conectarse y tomar clases desde su casa, fue una gran posibilidad; incluso reconoce que aprendió a usar varios programas, que eran necesarios para hacer los trabajos prácticos y poder estudiar a distancia.

El relato de Carolina da cuenta de su configuración biográfica en relación a las tecnologías digitales, en diferentes momentos de su vida. En el desarrollo observamos que, si bien hubo un primer acercamiento desde temprana edad, fueron diferentes etapas de reconocimiento, uso y apropiación de las diferentes tecnologías digitales. Además, en el relato se observan las múltiples desigualdades que emergieron y se profundizaron desde primer momento. Finalmente podemos decir que, para Carolina, como para muchas personas, durante la primera etapa de la pandemia, las tecnologías digitales fueron esenciales y sobre todo significativas “estábamos encerrados, aislados del mundo, y poder conectarnos, vernos a través de la pantalla con nuestros familiares y amigos fue muy importante para superar esos momentos de angustia e incertidumbre”. No sólo fue contención y comunicación sino también oportunidad, “reconozco que, si no fuera por la posibilidad de estudiar a distancia durante la pandemia, y con la netbook, no podría haber podido seguir estudiando” finaliza.

4.4 Opiniones e imaginarios en relación al vínculo entre Estado, políticas públicas y TIC

El Programa Conectar Igualdad surge en un escenario político favorable, en el que el Estado nacional apostó fuertemente a la educación. Sin embargo, desde algunos medios de comunicación (como El Tribuno de Salta o La Nación), incluso desde algunos discursos de actores políticos, se etiquetó al Conectar Igualdad como un programa que genera “derroches”, “gastos”, entre otras representaciones negativas (AUTOR, 2014, 2019). El ex presidente Mauricio Macri (2019) también sostuvo al respecto “¿De qué servía repartir computadoras si las escuelas no tenían conectividad a Internet? Es como repartir asado y no tener parrilla, no tener para prender el fuego”. Su frase se da a posterior de la disolución de tal programa.

A pesar de estas posturas no constructivas, podemos decir que para los y las jóvenes entrevistadas este programa si se considera como útil. Esta referencia se obtuvo en un trabajo de campo anterior (AUTOR, 2019) y ahora con el relevamiento de las tecnobiografías se vuelve a sostener. Belén (29 años) afirma que tanto Conectar Igualdad, como ahora el programa Juana Manso son programas muy útiles que facilitaron el acceso a las TIC a muchos jóvenes que no tenían esa posibilidad. Pamela (26 años) también considera que estas políticas son una buena idea porque permiten que todas las personas tengan las mismas posibilidades de tener las computadoras y aprender a usarlas.

En 2020 se lanza “Juana Manso”, que es el Plan Federal del Ministerio de Educación de Nación, que provee tecnología al sistema educativo con programas de conectividad, equipamiento, propuestas de capacitación docente en TIC y una plataforma virtual educativa de navegación gratuita. Entonces podemos decir que de alguna forma es como una continuidad y complemento al Conectar Igualdad, incluso en muchos medios de comunicación se publicó “la resurrección del Conectar Igualdad”, “Vuelve Conectar Igualdad”, “un regreso esperado”[5], entre otros títulos. Actualmente en el intercambio cotidiano tanto en las instituciones educativas como en las mismas juventudes, mencionan a ambos programas como si fueran lo mismo.

Entre las narrativas obtenidas, podemos decir que todos los y las entrevistados coinciden de que son políticas públicas necesarias y muy importantes para el desarrollo de la educación. Aunque, también emergen opiniones respecto a la aplicación de las mismas, Joaquín (22 años) señala que para que la política pública sea efectiva, corresponde capacitar primero a los docentes, “durante los 5 años de secundaria que yo cursé, jamás utilizamos la net, incluso muchos chicos terminaron vendiéndola” cuenta el joven. Además, indica la falta de acceso a Internet en las escuelas, lo que imposibilitaba poder usarlas y aprovecharlas al máximo. Belén (29 años) sostiene que, si bien estos programas buscan la igualdad de oportunidades, no están pensados para abarcar ciertos contextos, por ejemplo, hay lugares en donde no hay electricidad suficiente para el uso de las mismas, y allí es necesario de establecer otras políticas que sean más amplias.

Para que el Conectar igualdad se lance e implemente fue necesario un Estado presente, que no sólo impulse políticas públicas, sino que apoye, invierta, acompañe en cada una de las etapas de ejecución. A 12 años del surgimiento de esta política, las “compus del gobierno” como muchos dicen, están aún presentes en el ecosistema tecnológico. Algunas datan de las primeras entregas desde 2010 y otras son de las más nuevas de 2021 o 2022.

Otro de los consensos que se observan en quienes tienen la net y fueron entrevistados/as en el marco de esta investigación, es que consideran central la intervención del Estado para que se faciliten y garanticen los derechos a la educación y por ende a las tecnologías. Es así que aparece con mayor énfasis la importancia de no sólo entregar computadoras, sino de conexión a internet. Esto último es justamente lo que está previsto con el Programa Juana Manso, y que está en pleno desarrollo en nuestro país. Para Ariel (21 años) “de otro modo muchos chicos nunca podrían acceder” refiriéndose a las tecnologías digitales. Desde la postura de Joaquín (22 años) surge la idea del Estado como garante del bienestar de sus ciudadanos, en ese sentido el acceso a internet y a los dispositivos tecnológicos es fundamental.

Van Cuilenburg y Mc Quail (2003) sostienen que el interés público es aquello que afecta a la sociedad en su conjunto más que a los individuos inmediatamente involucrados o directamente afectados. Y para obtenerlo, es importante conseguir el bienestar en tres sentidos: 1) bienestar político se refiere al apoyo o la promoción de las instituciones políticas democráticas, y a la garantía de la libertad de expresión; 2) bienestar social está relacionado a criterios nacionales, subnacionales, regionales, étnicas o lingüísticas, además refiere a la prevención del daño y la ofensa de parte de la comunicación pública; y 3) bienestar económico apunta a que si bien el sistema de comunicación es parte integral de la economía y constituye un mercado importante, los valores relevantes deberían ser la eficiencia, el empleo y el beneficio, incluyendo también a la innovación e interconexión. Este aporte teórico está relacionado con la mirada de Joaquín, quien advierte en mirar a la política pública más allá de lo concreto, y pensar en el bienestar de los ciudadanos, sin diferencias.

A partir de esta perspectiva, esbozamos de que tanto Conectar Igualdad como Juana Manso, son políticas de interés público, en las que el Estado asume la responsabilidad de garantizar los derechos a la educación y a las TIC a la sociedad en general. En cuanto al bienestar político, estas políticas para que funcionen, necesitan el aporte y apoyo de los todos los actores intervinientes (las escuelas, los directivos, los docentes, los ministerios y secretaría de modernización, las empresas de conectividad, etc.); el bienestar social se dará en relación a la federalización de la política pública y a la democratización de los servicios de internet y conectividad; y el bienestar económico apuntará a que estas políticas generen trabajo para la producción de las computadoras, distribución, etc.

5. Algunas reflexiones para seguir pensando

En este artículo se desarrollaron los primeros avances de una investigación aún en curso sobre tecnobiografías de juventudes salteñas. Creemos que es importante poner en funcionamiento este método de investigación cualitativa para identificar los momentos más significativos de los y las jóvenes en relación a los usos de las TIC y así comprender las apropiaciones que le dan. Si bien nuestra mirada está principalmente en las netbooks del PCI, recorrimos diferentes experiencias desde el primer uso de una computadora de escritorio, en la mayoría de los casos en las escuelas o en el ciber, el primer acceso a internet, especialmente para jugar o buscar información, y el primer acceso a los teléfonos móviles. En este recorrido “desempolvamos” recuerdos, vinculados a los primeros usos de las redes sociales como Metroflog o Messenger, así como también los primeros usos de internet para jugar o mandar tarjetas virtuales. Estas juventudes entrevistadas, cuyas edades oscilan entre 14 y 31 años, pero sobre todo los mayores de 25 años, reconstruyen ciertos momentos, recuerdos y añoranzas respecto a los usos de las tecnologías digitales, que permite comprender como las apropiaciones tecnológicas que se dan con los dispositivos y las aplicaciones tienen que ver con diferentes etapas de la vida y a partir de necesidades concretas. Por ejemplo: si en una tarea escolar nos piden realizar un video educativo, es necesario aprender las herramientas de edición de video para poder entregar el trabajo práctico; si no tenemos computadora de escritorio, pero tenemos guardada la del PCI, es el momento para sacarla y ponerla en funcionamiento para acceder a las clases virtuales. Así podemos nombrar cientos de ejemplos que fueron apareciendo en las narrativas de los y las entrevistados/as, que nos permiten comprender que el proceso de apropiación inicia a partir de una necesidad o estímulo, y que de allí va adquiriendo sentidos. Y esos sentidos y significaciones siempre serán distintos, por eso por más que el PCI se distribuya en toda una escuela al mismo tiempo, cada estudiante que acceda al dispositivo se apropiará del mismo de distintas formas. Por eso mencionamos la noción de juventudes como una construcción cultural y heterogénea de un colectivo variado, que ya no es caracterizado solo por la edad, sino por otras dimensiones que le van dando sentido a esa etapa de la vida. En ese sentido, esta investigación propuso la realización de una encuesta exploratoria, con el objetivo de mapear a las juventudes y recién a posterior poder identificar con cuales profundizar en esos vínculos con la netbook y con las demás tecnologías digitales. Confirmamos la hipótesis planteada al inicio, la apropiación de las TIC se construye de manera diferenciada, teniendo en cuenta el contexto social, económico, político, histórico y geográfico (lo cual también permite observar las desigualdades), y es como indica Duek y Benítez Larghi (2018), moldeada por la clase social, el género, la edad, la historia personal y familiar.

Estas primeras reflexiones nos permiten seguir pensando en las juventudes y las apropiaciones de las TIC, además con el relato de Carolina se incorpora la cuestión de género como una variable a profundizar, finalmente retomando a Thompson, cerramos con la idea de que la interpretación (por tal la apropiación) es siempre un proceso hermenéutico relacional que implica una socialización con otros/as y estará atravesada por múltiples dimensiones.

Bibliografía utilizada

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[1] Según establece el Decreto 386/2018 publicado en el Boletín Oficial, el Gobierno nacional decidió la creación de un nuevo programa denominado “Aprender Conectados” (PAC) y puso fin a la entrega de computadoras del PCI.

[2] En 2005 Nicholas Negroponte anunció la creación de su iniciativa denominada “Una Laptop por Niño” (OLPC, sigla en inglés) con la que designaba una computadora portátil para cada niño o niña en los países en desarrollo. Este programa estuvo basado en la producción de pequeñas computadoras portátiles de bajo costo. El objetivo era que su valor fuera de cien dólares, y que fueran adecuadas para el uso educativo. En los Estados Unidos, el modelo 1 a 1 se fue implementado con diferentes dispositivos a través de proyectos individuales de instituciones, financiados en general por las mismas escuelas, por los gobiernos municipales y en muchos casos por los padres y madres de los y las estudiantes.

[3] El ADM Es un equipamiento que está compuesto por “x” cantidad de netbooks que varía según la matrícula, y está destinado para el uso de los estudiantes y docentes. Además, también incluye otros dispositivos digitales como: impresora, servidor, cámara de fotos, pizarra digital, proyector y carrito.

[4] Todos los nombres de los y las entrevistados fueron modificados, para mantener el anonimato de los informantes. Solo se mantiene la edad y se les asigna un nombre fantasía para diferenciarlos en el desarrollo. 

[5] https://carasycaretas.org.ar/2021/12/21/el-ano-de-la-resurreccion-del-plan-conectar-igualdad/ https://www.telam.com.ar/notas/202201/580615-conectar-igualdad-2022.html https://www.tvpublica.com.ar/post/un-regreso-esperado-vuelve-conectar-igualdad